Las grises nubes que, sólo unos pocos días atrás, auguraban una tormenta que amenazaba con suspender la séptima fecha, ahora miraban a nuestro querido equipo desde muy lejos. La lluvia nos veía desde muy arriba; desde ese lugar en donde todas las tácticas, las formaciones, las camisetas, los colores, las banderas, se ven más chicos. “Hoy juega el Choto, y lo quiero ver”, diría la lluvia si pudiera hablar.
Y otra vez con la rutina de los sábados; la preparación de la gloriosa indumentaria: la camiseta oficial o alguna azul oscuro con los números hechos con cinta de papel, y juntarse en la casa de Juanchi media hora antes del match, eran ya moneda corriente los días de partido.
"Podemos hacer historia", fue la frase común a todos los jugadores ese mediodía. Claro, cuatro partidos invictos luego de perder los cuatro primeros no era cosa de todos los días.
Por eso, el equipo se levantó con esa sensación extraña; con ese "no se qué" que no se puede explicar, pero que, paradójicamente, todos sabemos qué significa.
El Pingüino “antipintisa” Gentile fue el encargado esta vez de la dirección técnica del equipo, debido a su lesión en el tobillo derecho.
El Messi enano tampoco fue de la partida; el excesivo nivel de alcohol en sangre le ocasionó severas convulsiones que derivaron en su inmediata internación, y fue visitado por todo el plantel luego de concluido el encuentro.
El Tío Aurelio fue otra de las bajas, ya que el horario del partido le coincidió con su clase de yoga de los sábados, y no dudó a cual de los dos eventos concurrir.
La Urraca André fue designada como la alternativa del Tío en el arco. La Araña Elfabri metió carnetazo y jugó a pesar de estar suspendido.
Todos esos inconvenientes tuvo que afrontar el debutante DT neoazzurro en el marco de la séptima fecha del torneo.
Panorama asperísimo para el Chototeam, que salió a la cancha para enfrentar a La Banda de Benito, conjunto que venía pisándole los talones a los punteros.
- “Bueno muchachos, vamos a jugar como lo practicamos en la semana, ok? Ya saben, apenas la tengan, se la dan a Santiago y listo, que se las arregle él”- fueron las indicaciones de última hora que dio el improvisado técnico antes de salir al campo de juego.
El partido fue de por sí trabado en mitad de cancha; ellos, con jugadores de buen pie, con técnica y visión de juego. Nosotros, inmersos en nuestras propias limitaciones, esforzándonos por dar dos pases seguidos y con una asombrosa dificultad para definir.
Maradoniana jugada de Messi, que arrancó por la banda izquierda de atrás de mitad de cancha y, con caño incluido, desbordó al defensor entregándole la pelota servida a Huevo, quien, con el arco a su merced, definió como si tuviera problemas motrices.
La Urraca no hizo extrañar al Tío; salvó dos o tres pelotas importantes y se mostró cuasi-seguro, flaqueando en sólo una jugada en la que dio un rebote infantil.
Juanchi ejecutó un tiro libre excepcional, lástima que le corrieron el arco siete metros para abajo.
El match se encaminaba a un lapidario 0 a 0, cuando misteriosamente la Cobra Di Giácomo se encontró en posición de gol. Su remate dio en un defensor y el balón se elevó en el aire hasta confundirse con el Sol. El rebote le quedó a Juanchi, quien intentó, sin éxito, una volea de zurda, que derivó en una sutil e improvisada asistencia a Santiago, quien con una exquisita palomita empujó la pelota que, pidiendo permiso, cruzó la línea de gol y besó la red para darle una nueva victoria al Chototeam. Así, vaso a vaso, el equipo va escalando posiciones y, a falta de 5 fechas, todavía mantiene intactas las chances de acceder al podio que lo deposite en la segunda división.