Dicen los que saben, que la suerte es cuando la pelotita, suavemente impulsada por la raqueta, impacta sutilmente en el borde superior de la red, pegando un leve salto vertical y, al mismo tiempo que imaginamos lo peor, zigzaguea peligrosamente surcando los aires, picando mágicamente dos veces en el campo rival, otorgándonos ese tan deseado punto que, de no ser por la sucesión de aquellos total y absolutamente involuntarios y aleatorios acontecimientos (que de ahora en adelante llamaremos “suerte”), claramente hubiéramos perdido .
Para ilustrar esta hermosa metáfora, podemos identificar al Chototeam con aquel desafortunado jugador que desde el fondo de la cancha ejecuta un poderoso drive invertido, que es devuelto por el número ciento cincuenta mil del ranking con un tibio globito cuyo destino será la situación anteriormente descripta.
La cosa era sencilla. O mejor dicho, clara. 5 victorias en los últimos 5 partidos era lo que necesitábamos para un casi seguro ascenso. A priori, el rival era accesible, al igual que los últimos dos que nos tocarán en la última y penúltima fecha. Por lo tanto, no servía otra cosa que el triunfo.
Sin embargo, durante la semana comenzaron a presentarse los primeros inconvenientes.
Santiago, la principal, y por qué no única, carta de gol del equipo le comunicaba a la prensa que no iba a estar presente en el trascendental partido, mientras que el Mago(rdo) Manuel amanecía con fiebre el mismo día del cotejo.
El Pingüino Gentile aún no se había recuperado de su lesión y la Pantera Huevo viajó a Parque Patricios (ausencia totalmente justificada, ¿cuándo va a volver a ver a Central ganar cuatro partidos seguidos, al menos en Primera?)
El Chino Bárzola se convirtió en la única referencia de área del equipo y Gabriel “elamigodeElfabri” pasó a ocupar un lugar en el banco de los suplentes, esta vez no como técnico sino como posible recambio.
Con el peligroso Tío Aurelio como doble 5 y con Juanchi de líbero, el equipo salió a la cancha a la hora estipulada.
Los otros 7 partidos ya habían comenzado, pero nuestro árbitro se hacía esperar.
Era lo único que le faltaba al Choto, ya que dos de sus jugadores estaban con los minutos contados y ni bien terminara el encuentro debían partir inmediatamente.
El pito llegó media hora más tarde, imposibilitando a los antes mencionados jugadores disputar el segundo tiempo.
No obstante, el equipo entró al campo de juego con mucha actitud y se puso en ventaja por medio de Gabriel luego de un buscapié del Chino.
Rápidamente, el Chototeam se refugió atrás y el Fantasma André comenzaba a ser figura.
El primer tiempo terminó con un merecido 1-0. Ahora quedaba la parte más difícil;
aguantar el resultado durante toda la segunda mitad sin jugadores en el banco de suplentes.
Hasta acá llega mi relato de los hechos, ya que, por obvias razones, desconozco el desarrollo del segundo tiempo.
Lo que sí se sabe es que el glorioso Chototeam cayó 1-2 contra el Tanque, que supo aprovechar el cansancio del rival y dar vuelta el marcador en los últimos 30, dejándolo prácticamente afuera de la lucha por el ascenso.
Para ilustrar esta hermosa metáfora, podemos identificar al Chototeam con aquel desafortunado jugador que desde el fondo de la cancha ejecuta un poderoso drive invertido, que es devuelto por el número ciento cincuenta mil del ranking con un tibio globito cuyo destino será la situación anteriormente descripta.
La cosa era sencilla. O mejor dicho, clara. 5 victorias en los últimos 5 partidos era lo que necesitábamos para un casi seguro ascenso. A priori, el rival era accesible, al igual que los últimos dos que nos tocarán en la última y penúltima fecha. Por lo tanto, no servía otra cosa que el triunfo.
Sin embargo, durante la semana comenzaron a presentarse los primeros inconvenientes.
Santiago, la principal, y por qué no única, carta de gol del equipo le comunicaba a la prensa que no iba a estar presente en el trascendental partido, mientras que el Mago(rdo) Manuel amanecía con fiebre el mismo día del cotejo.
El Pingüino Gentile aún no se había recuperado de su lesión y la Pantera Huevo viajó a Parque Patricios (ausencia totalmente justificada, ¿cuándo va a volver a ver a Central ganar cuatro partidos seguidos, al menos en Primera?)
El Chino Bárzola se convirtió en la única referencia de área del equipo y Gabriel “elamigodeElfabri” pasó a ocupar un lugar en el banco de los suplentes, esta vez no como técnico sino como posible recambio.
Con el peligroso Tío Aurelio como doble 5 y con Juanchi de líbero, el equipo salió a la cancha a la hora estipulada.
Los otros 7 partidos ya habían comenzado, pero nuestro árbitro se hacía esperar.
Era lo único que le faltaba al Choto, ya que dos de sus jugadores estaban con los minutos contados y ni bien terminara el encuentro debían partir inmediatamente.
El pito llegó media hora más tarde, imposibilitando a los antes mencionados jugadores disputar el segundo tiempo.
No obstante, el equipo entró al campo de juego con mucha actitud y se puso en ventaja por medio de Gabriel luego de un buscapié del Chino.
Rápidamente, el Chototeam se refugió atrás y el Fantasma André comenzaba a ser figura.
El primer tiempo terminó con un merecido 1-0. Ahora quedaba la parte más difícil;
aguantar el resultado durante toda la segunda mitad sin jugadores en el banco de suplentes.
Hasta acá llega mi relato de los hechos, ya que, por obvias razones, desconozco el desarrollo del segundo tiempo.
Lo que sí se sabe es que el glorioso Chototeam cayó 1-2 contra el Tanque, que supo aprovechar el cansancio del rival y dar vuelta el marcador en los últimos 30, dejándolo prácticamente afuera de la lucha por el ascenso.